La sensibilidad de cada persona ante a los efectos de la cafeína no es siempre igual: algunas personas pueden beber varias tazas de café, té o gaseosas en el lapso de una hora y no sentir ningún efecto, mientras que otras pueden presentar efectos estimulantes después de una sola taza. La cafeína no se acumula en el torrente sanguíneo o en el cuerpo, y por lo general, se excreta a las pocas horas de haber sido ingerida.
Es posible que la cafeína aumente la atención en personas cansadas, y mejore el rendimiento de ciertas tareas. Muchas personas sienten que las bebidas con cafeína pueden ayudarlas a permanecer despiertos para estudiar o trabajar. La sensibilidad individual y la frecuencia del consumo determinan el efecto que tiene la cafeína en el sueño.
Las investigaciones de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) indican que no hay diferencias en la tolerancia a la cafeína entre niños y adultos. Los estudios han demostrado que los alimentos y bebidas que contienen cafeína no tienen efecto sobre la hiperactividad ni tampoco, sobre el periodo de tiempo en que los niños ponen atención.
Los padres deben aplicar el sentido común para decidir qué cantidad de alimentos o bebidas con cafeína le dan a sus hijos, tal como sucede con cualquier otro alimento.